Comencé a hacer cálculos en cuanto a la hora que esta chica saldría de clases. ¿Una hora y media? ¿Una, dos? No me interesó en lo absoluto, y tampoco me interesó lo referido al tiempo o la temperatura: apagué mi celular y me dispuse a esperar, buscándoles formas a las nubes, cerrando mi campera de egresado casi hasta el cuello y con la capucha puesta.
Y, antes de caerme dormido, maldije mentalmente a aquel sentimiento machista que nos hace a los hombres sentirnos importantes cuando una chica nos mira a los ojos.
Little Lovers
cómo. te. amo. la. puta. madre.
ResponderEliminar