martes, 26 de junio de 2012

Me tomo un descanso entre estudio y facultad, haciendo un poco de tiempo antes de tener la comida lista, y me pongo a releer viejos escritos y descargues emocionales en mi blog. Me doy cuenta de que hay algo muy... loco en la vida: crecer.
No, no me arrepiento de nada escrito o vivido, pero me sorprende como las cosas van cambiando y moldeándonos de a poco en la vida. Tener el blog me sirve para esto, para ver hacia atrás y poder decir "My God, soy una maravilla de persona hoy en día, en tal cosa estaba muy errado pero en tal cosa muy acertado... ¿por qué dejé de ser así?".

Cambié de gustos: My Chemical Romance pasó a ser una banda más del montón para mi, cuando antes era prácticamente mi religión musical y a veces me cuestiono si realmente sentí devoción por ellos o solo fue una obsesión de pendejo adolescente que buscaba a toda costa pertenecer a un grupo social común para sentirse comprendido y querido. Pink Floyd y Nirvana ocuparon ese espacio.
Cambié de pareja... Mejor dicho, se puso punto final a mi última -y más linda- relacion y, aunque me llevo los más lindos recuerdos y le agradezco a Florencia por todo lo vivido, todo lo que termina termina mal de a poquito.
Por ahí pasa también otro de mis más grandes cambiós: aprendí a transformar las cosas malas que me da la vida en cosas buenas. Aprendí a armar castillos con los ladrillos que me arrojaba la vida.
Perdí a la mayoría de mis amigos de toda la vida pero gané a otro puñado nuevo.
Cambié de hábitos: acostumbré a, todas las noches, mirar un capítulo de House M.D. cuando antes estaba "peleado" con las series.
Me volví una persona más respetuosa y tolerante respecto a los gustos de las otras personas: ya casi no critico ni insulto las actitudes ajenas, pues logré por fin darme cuenta de que no son de mi incumbencia.
La música tranquila dejó de inspirarme a la hora de escribir y descargarme. Por ejemplo, en este momento estoy escuchando Stevie Ray Vaughan y el próximo tema de la lista es una versión en vivo de Foxy Lady.
También hay un puñado de cosas malas y no me cuesta reconocerlo, pero no quiero hacer incapié en esas actitudes por el momento.
Lo único que no ha cambiado con los años es mi apetito musical, mi manera de pensar respecto al amor y las relaciones sexuales, esa manera de pensar tan profunda y sentimental que tengo, además de mi inmensa locura.

Volver a leer todo me sirvió para darme cuenta de que soy una persona bien hoy en día, de que corregí miles de mis defectos y de que quizás haya actitudes viejas que no tendrían que haber desaparecido. Y como les había contado antes, la comida ya está lista. Nos leeremos después. Salud, gran pueblo lector. Volver a llenar las páginas de mi diario virtual con vivencias recientes me sacó un par de pesos de encima.

2 comentarios:

  1. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

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    1. ups.. esta bueno escribir y tener todas esas cosas guardadas y volverlas a leer, es raro porque no se si te pasa que estuvieras leyendo la vida de otra persona

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