lunes, 8 de noviembre de 2010

Intenté no pensar en nada, apoyando mi mochila en el piso y mi cabeza en ella, levantando las piernas y colocándolas contra la pared. La gente que pasaba realmente debía pensar que yo tenía problemas o estaba loco. Les doy la razón, para ser sincero.
Comencé a hacer cálculos en cuanto a la hora que esta chica saldría de clases. ¿Una hora y media? ¿Una, dos? No me interesó en lo absoluto, y tampoco me interesó lo referido al tiempo o la temperatura: apagué mi celular y me dispuse a esperar, buscándoles formas a las nubes, cerrando mi campera de egresado casi hasta el cuello y con la capucha puesta.
Y, antes de caerme dormido, maldije mentalmente a aquel sentimiento machista que nos hace a los hombres sentirnos importantes cuando una chica nos mira a los ojos.

Little Lovers

1 comentario: