sábado, 30 de octubre de 2010

-I’m sorry, but I’m quite sure that that pencil case belongs to me.
Ella levantó la mirada, sobresaltada, y clavó sus ojos en los míos. Le sostuve la mirada por un largo rato, analizándola. Ojos tristes, vacíos. El brillo de los mismos no se debía a la cartuchera sino a otras cosas que nada tenían que ver con nuestra banda favorita. Esa mirada sufrida me decía algo más: cuánto amor tenía para dar y cuánto amor había recibido. Mucho y muy poco.
"Esta chica... es mía."

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